domingo, 23 de diciembre de 2012

Otoño

Y que de repente su mano fuerte y áspera, pero a la vez la más delicada que mi piel haya podido tocar, se posó en mi cintura. Mis oídos intentaban descifrar los susurros que salían de sus labios. Palabras enrevesadas y confusas que dejaban al aire entre letra y letra lo mucho que me quería. De fondo se escuchaba un televisor, cual hubiera dado lo que fuera por que se apagase en ese mismo instante para escuchar con claridad lo que su boca pronunciaba. Los árboles de la calle dejaban caer hojas que acompañaban a la estación del año en la que estábamos. Las sábanas poco a poco se caían al suelo por el roce con nuestras piernas. Su mano seguía en mi cintura. Sus ojos se clavaban en los míos como si fueran alfileres. Mi boca no podía pronunciar una letra, mis manos seguían intactas, en el mismo sitio en el que estaban hacía diez minutos, una tocaba su nuca y la otra cogía la mano que le quedaba libre con tanta fuerza que mis dedos empezaban a entumecerse. Quizás llegaba el momento que tanto habíamos esperado. Mi mano notaba como su nuca se movía  lentamente hacia adelante, mis ojos se cerraron esperando aquello que tanto deseaba. Y de repente noté sus cálidos labios chocando contra los míos, fríos como cubitos de los nervios de tenerle a un milímetro de mi. El televisor ya no se escuchaba, ya no caían hojas. Me sentía feliz. Como antes nunca lo había sido. Me sentía viva. Como si antes de él realmente no hubiera vivido.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Que esta noche los te quieros se traducen a caricias en tu espalda


Que voy a estar ahí para ti y tu para mi. Que solo me hace falta pronunciar tu nombre para saber que estas aquí, que estas conmigo. Que me arranco la piel a tiras antes de abandonar y doy lo que sea para escuchar tu risa. No te alejes, nuestras manos no nos lo permiten. Que esta noche los te quieros se traducen a caricias en tu espalda. No hay horas. El reloj se ha detenido. Solo estoy concentrada en ti y tu en mi. No me hace falta nada mas. Dame la mano y se mi fuerza, que empieza un viaje del que nunca se regresa. Y solo recuerda que en todo momento fui sincera y no hay te quieros mas fuertes de los que han podido salir de mi boca. No tengo fuerzas para rendirme, ahora y nunca.

martes, 4 de diciembre de 2012

Escucha

Mírame, mira a tu alrededor. Que me apuesto toda una vida contigo a que no encuentras a nadie que te quiera tanto como lo hago yo. Solo tienes que escuchar. Detente. No corras. Solo escucha. Escucha como mis manos acarician tu espalda. Tu olor. Ese olor que distinguiría en medio del océano, en medio de cien mil personas, en medio de la nada. Tu sonrisa. Esa sonrisa que rendiría a sus pies a cualquiera que se le pusiera delante. Solo tienes que escuchar. Escucha el susurro que sale de tus labios sin pensar. Escucha como mis dedos recorren tu espina dorsal o como un cosquilleo sube por tu espalda hasta el final de tu nuca. Mírame  mira a tu alrededor. Que me apuesto toda una vida contigo a que no encuentras a nadie que te quiera tanto como lo hago yo.