sábado, 16 de febrero de 2013

Que de amor se puede vivir

Martes quince de febrero de 2011. Mañana como otra cualquiera. Mente y sentidos puestos en una única persona. Sensaciones casi indescriptibles al pensar en lo que se puede estar formando en ese momento. Ni siquiera se sabía que iba a deparar ese día. Estomago encogido, sonrisa continua, sentimientos a flor de piel. No podía concentrarme al imaginar que en unas horas iba a volver a estar a su lado. Tarde imposible de describir en una sola palabra, como todas las anteriores. No sabíamos que en unas pocas horas, minutos iba a comenzar algo tan grande, tan único. 21:00, cielo despejado, el clima nos animaba más aún a seguir abrazados. Tenía los cinco sentidos puestos en él y en todo lo que conllevaba. 21:30, era la hora, momento adecuado en el sitio adecuado. Todo acompañaba en ese instante. Quizás los dos esperábamos con tanta ansia que llegara. Y llegó. Llegó la fecha que ha marcado un antes y un después. Llegaron los días interminables, los momentos incontables. Los abrazos, las risas, la confianza. Mi segunda piel, mi primer pensamiento al despertar, mis razones para seguir y para parar. Mis ganas de sonreír, de vivir. Mi felicidad. Mi apoyo, mi fuerza. Mi sonrisa. Mi constancia y mi límite. Mi carácter y mi tranquilidad. Mi paz y mi lucha.  Mi vida llegó contigo y se volverá a ir si te vas, gracias por enseñarme que de amor se puede vivir. Te voy a amar hasta que el sol deje de salir. Por muchos años más juntos. Feliz aniversario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario